El espacio es otra de las cosas básicas a tener en cuenta para una sesión de Reiki.
Lo ideal es que en la sesión tanto la persona que la recibe, como el terapeuta, sientan la mayor comodidad posible pues esto aumentará los beneficios del encuentro.
La temperatura debe ser agradable, que no se sienta frío ni calor, hay que tener en cuenta que cuando empieza a fluir la energía, se produce un aumento de calor en la persona por lo que es importante regular bien esto.
La luz debe ser tenue. Una iluminación que contribuya a la relajación, yo normalmente utilizo una lamparita y varias velas que hacen del espacio un sitio confortable.
Me acompaña siempre un juego de piedras por si la sesión pide ese apoyo tan complementario a Reiki, como también son la aromaterapia o las flores de Bach. Llevo también conmigo un Mala consagrado al Arcángel Rafael, Arcángel de la Sanación.
La música debe estar a un volumen suave y obviamente debe ser propicia para la relajación.
Es importante tener agua a mano, ya que tras la sesión y el paso de energías, es ideal que tanto paciente como terapeuta se hidraten.
Éste es para mí, a grandes rasgos, el espacio ideal para practicar el encuentro Reiki.
Una vez dicho todo esto, Reiki se puede practicar en cualquier sitio o situación, no depende del espacio, del lugar o las creencias de la persona para que la energía fluya y sane aquello que es preciso sanar.
Hay gente que por imposibilidad para desplazarse o por comodidad personal, prefiere que se produzca el encuentro en su domicilio, por lo que es ya labor del terapeuta intentar adecuar ese espacio para que favorezca el encuentro y la relajación.
Ni que decir tiene, que los teléfonos ya sean fijos o móviles, no tienen cabida mientras se practica la sesión.
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